domingo, 10 de octubre de 2010

EXPLORANDO NUESTRO PAPEL COMO PROVEEDORES DE ATENCIÓN DE SALUD

La conexión oral-sistémica (u oral-médica)
Que las infecciones orales pueden tener un impacto en la salud sistémica no es un concepto nuevo. Hace más de 2.000 años, Hipócrates sugirió que la artritis puede ser curada con la extracción de dientes infectados. La idea de que un foco de infección en la boca puede afectar a otras partes del cuerpo era una hipótesis muy de moda en los años 1800 y principios de 1900 y fue conocida como la "teoría de la infección focal." Los dientes fueron extraídos bajo el pretexto de curar una miríada de diferentes enfermedades y condiciones inverosímiles como la anemia, insomnio, fobias, la poliomielitis, e incluso, la estupidez. La mayoría de las razones para esta elección del tratamiento se basa en lo que eran, en ese momento, plausibles teorías médicas que se han perpetuado hasta ser aceptadas como hechos.

Aunque la teoría de la infección focal cayó en boga durante los años 1920 y 1930, hay un renovado interés en el efecto de las infecciones orales en el desarrollo y exacerbación de enfermedades sistémicas. En particular, la asociación entre la enfermedad periodontal y la salud en general ha sido aclarada y discutida tanto en la literatura profesional como en la no profesional. Esta conexión ha popularizado el término "oral-sistémica" y "medicina periodontal."

¿Cómo posicionamos la salud bucal dentro de la salud sistémica? ¿Es cuestión de identificar las infecciones orales que pueden causar o exacerbar la enfermedad sistémica, o identificar como las modalidades de tratamiento oral afectan las condiciones sistémicas y cómo el tratamiento de la enfermedad sistémica afecta a la salud oral, o el uso de tejidos y fluidos orales para identificar las condiciones sistémicas, o la participación de los proveedores de salud oral en la detección de condiciones sistémicas? Estas cuestiones se han discutido en la literatura médica y dental y, en cierta medida, todas son igualmente válidas.

Numerosas condiciones médicas crónicas son causadas por o asociadas a enfermedades infecciosas. La más familiar tiene que ver con las enfermedades del hígado, causadas por los virus de la hepatitis; úlcera péptica, causada por Helicobacter pylori; el cáncer de cuello uterino, que está asociado con una infección del virus del papiloma humano. La enfermedad periodontal o de encías es una enfermedad infecciosa crónica que se ha determinado que afecta a otras enfermedades crónicas a través de diversas vías, incluyendo la generación de mediadores inflamatorios, por efecto directo de la colonización bacteriana, o como resultado de las toxinas producidas por patógenos periodontales. Miles de artículos han discutido la enfermedad periodontal y su asociación con enfermedades del corazón, enfermedad cerebrovascular, neumonía, partos prematuros, bebés con bajo peso al nacer, osteopenia, osteoporosis y diabetes mellitus.

Hace varias décadas, se reconoció que las infecciones orales tienen un impacto significativo sobre la morbilidad y la mortalidad de los pacientes médicamente comprometidos, como aquellos con cáncer o aquellos que reciben quimioterapia. La eliminación de las infecciones orales antes de iniciar la radioterapia, la quimioterapia o varias condiciones cardíacas hoy es el estándar de cuidado en la mayoría de las instituciones médicas a nivel mundial. Estas circunstancias no son de naturaleza crónica, y las intervenciones oportunas en muchas ocasiones puede prevenir e incluso eliminar las complicaciones significativas.

El tratamiento de las infecciones orales y las lesiones de la mucosa con medicamentos que van desde analgésicos tópicos y antibióticos hasta los glucocorticoides sistémicos pueden afectar el cuadro de sangrado, la resistencia bacteriana en general, las funciones del hígado, el control glicémico y otras. No hay duda de que el manejo de los efectos de las condiciones orales no se limita a la cavidad oral. Además, los efectos de la epinefrina y la utilización de las radiografías dentales se han implicado en la causa de eventos adversos en poblaciones específicas de pacientes. Sin embargo, las intervenciones de las condiciones sistémicas también pueden tener un impacto dramático sobre la salud oral. La xerostomía puede ser inducida por cientos de medicamentos, el agrandamiento gingival puede ser estimulado por diferentes clases de medicamentos, el desarrollo de la osteonecrosis de los maxilares recientemente se ha asociado con fármacos específicos, y las ulceraciones orales secundarias a la radiación y la quimioterapia son muy comunes.

Los diagnósticos de síndrome de Sjögren y la leucemia pueden ser apoyados por biopsias orales. El uso de los fluidos orales como método de diagnóstico es un campo emergente que está proporcionando, por primera vez, una alternativa a la serología tradicional. Las muestras salivales hoy se utilizan para tareas tan variadas como hacer un diagnóstico de una enfermedad infecciosa o servir como un indicador de los niveles de alcohol en la sangre. El uso futuro del diagnóstico por los fluidos orales es casi ilimitado, incluyendo las pruebas para el cáncer y muchas otras condiciones sistémicas.

Los problemas neurológicos que afectan las funciones orales, el desarrollo de infecciones como la candidiasis oral, dolor en las mandíbulas secundaria a las enfermedades cardiovasculares o incluso metástasis de cáncer, son sólo algunos ejemplos de condiciones que pueden manifestarse inicialmente en la cavidad oral. Como proveedores de atención y cuidado oral, somos expertos en distinguir entre las condiciones orales normales y anormales. Esta es la parte fácil. Otra responsabilidad es proporcionar los cuidados necesarios para mantener una óptima salud oral en pacientes con condiciones médicas complejas. Esto puede ser difícil, pero es necesario para más y más pacientes sobrevivir y vivir cada vez con más problemas de salud multifáceticos. Pero debemos ir más allá y tratar de detectar y controlar las condiciones del sistema que no afectan directamente a la boca o la prestación de un tratamiento dental?

Los proveedores de salud oral tradicionalmente tratamos es a los pacientes que vemos saludables. Esto nos pone en una posición ventajosa para descubrir enfermedades que todavía no muestran significativas manifestaciones clínicas adversas. Experimentar dificultad para respirar durante actividades físicas normales, fatiga, ortopnea, tobillos hinchados, micción frecuente, intolerancia al calor y cambios inadvertidos de peso puede ser signos que se desarrollan en el tiempo y, por tanto, pueden - no inmediatamente - hacer que un paciente acuda al médico. Sin embargo, todos estos signos y síntomas sugieren la presencia de enfermedades sistémicas potencialmente graves. Deberíamos los proveedores de salud oral proteger a nuestros pacientes de condiciones médicas comunes? Los dentistas debemos empezar a controlar la presión arterial de los pacientes, el colesterol y la glucosa en plasma para la detección de enfermedades del corazón y la diabetes mellitus? No vamos a hacerlo para diagnosticar o tratar una enfermedad sistémica, pero la detección temprana, sin duda, se traducirá en un mejor resultado médico. ¿Es esto parte de nuestra responsabilidad como profesionales de la salud?

Es muy importante entender las limitaciones de los informes que vinculan las condiciones orales y sistémicas y mirarlos desde la perspectiva del papel de los profesionales de la salud bucal en la salud general de nuestros pacientes. Estamos entrando en una era de conocimiento médico y el entendimiento en el que todos los proveedores de cuidado de la salud deben asumir la responsabilidad de la salud médica de un paciente. Se han definido y redefinido hasta donde llegan los límites para los proveedores del cuidado de la salud oral en el campo de la medicina. Es evidente que la boca es una parte integral del cuerpo, que las infecciones orales tienen implicaciones sistémicas, que el tratamiento de condiciones orales y sistémicas tiene un impacto recíproco, que tienen el potencial de proyectar y controlar las enfermedades y condiciones médicas, y atendemos a pacientes que tienen a veces enfermedades crónicas y complejas. Los pacientes serán mejor servidos si iniciamos un diálogo con nuestros colegas médicos que no se limite a interacciones sobre infecciones orales-sistémicas. Una sociedad exitosa debería abarcar el potencial impacto que tendríamos en la salud al mirar en un concepto más amplio la existencia de una conexión oral-médica.
Traducido de
J Am Dent Assoc,
Vol 136, No 6, 716-718.
© 2005 American Dental Association
GLICK MICHAEL, D.M.D., EDITOR
E-mail: glickm@ada.org

SALUD BUCAL Y TABACO: ENEMIGOS A MUERTE

"Es una obligación de nosotros los dentistas preocuparnos de este tema si queremos tener una práctica clínica más segura". Así lo señala el odontólogo periodoncista chileno Claudio Melej, quién considera fundamental influir sobre sus pacientes para ayudarlos a dejar el peligroso vicio del cigarro. "La suspensión del hábito tabáquico no sólo mejora la práctica médica odontológica, sino que la hace más rentable y la aprestigia, por que el paciente que logra dejar el cigarrillo yendo al dentista, se convierte en un paciente que recomienda esto a otras personas. Uno se posiciona ante la gente con un enfoque profesional distinto, más integral", recalca.

La mayoría de los dentistas no hablan con sus pacientes sobre su hábito de fumar por temor a importunarlos y a que éstos dejen de visitarlos. Según Melej, lo que ocurriría es todo lo contrario. "Se produce una empatía muy agradable, el paciente se siente más querido, que hay más preocupación por su salud".

Numerosos estudios realizados en todo el mundo han demostrado que el hábito de fumar contribuye directamente en el desarrollo de enfermedades periodontales (de la encía) y que éstas serían de una mayor gravedad comparado con personas no fumadoras. Además se ha determinado que el cigarrillo altera la respuesta inmune contra las infecciones, disminuye la capacidad de reparar los tejidos de la boca y retarda la cicatrización de heridas, por lo que el dentista puede incluso contraindicar un determinado tratamiento, como los implantes de titanio, por ejemplo, donde se ha comprobado, luego de 5 años de observación post operatoria, que los fumadores tienen 2 veces más riesgo de perder sus dientes respecto a pacientes no fumadores.

Según Claudio Melej, el riesgo de un fracaso en la colocación de implantes en pacientes fumadores aumenta en un 35%. "No es que 35 de 100 vayan a fallar, sino que aumenta el riesgo de un mal tratamiento en este tipo de individuos", explica, y además agrega: "Hoy en día puede hasta ser peligroso desde el punto de vista legal si uno no conversa previamente con el paciente sobre sus posibilidades. La gente debe saber de los riesgos y complicaciones que implica la práctica que se le va a realizar; uno le puede decir al paciente: porque estas fumando se te están cayendo los dientes".

Por esto es muy importante concientizar a las personas de esta situación, pero no con campañas del terror, eso no funciona según Melej, "o sino la gente ya habría dejado el hábito con sólo leer la advertencia de los paquetes de cigarrillos por temor a adquirir cáncer". Lo que hay que hacer según el profesional, es mostrarle a la gente todo lo que ganará al dejar el tabaco de lado, "apuntar siempre a factores positivos".

Entonces… ¿Por qué dejar de fumar? Simple. Le ayudará a reducir las posibilidades de producir cáncer de boca y labio, su dentadura volverá a brillar y evitará además la perdida de ésta, reducirá el riesgo de enfermedad periodontal, mejorarán sus sentidos del gusto y olfato, mejorará el resultado de sus tratamientos dentales y dejará de sufrir la desagradable halitosis, por nombrar sólo algunos resultados positivos.

Finalmente, el doctor Melej señala que el rol de los dentistas, apenas llega un paciente a sus consultas, es saber si fuma o no, y más allá de eso, saber cuánto y desde cuando, si ha intentado dejar de hacerlo y por qué ha fallado, si ha usado terapias sustitutivas y si no, si estaría dispuesto a hacerlo de forma responsable y supervisada. "Es vital informar y cuestionar objetivamente el inicio de cualquier tratamiento en pacientes fumadores, sobretodo en el caso de los implantes. Tener un fracaso en esto es muy complejo, ya sea por los tiempos, expectativas y los costos involucrados", concluye el facultativo.

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