martes, 15 de septiembre de 2015

Cómo reconocer a un buen dentista

Cuando presentas algún tipo de problema bucal, surgen algunas dudas al momento de elegir a un dentista. Aquí te damos algunos consejos
1. Gana tiempo: Puedes investigar en línea tomando en cuenta los comentarios de clientes. Además, presta atención a las recomendaciones de tu círculo más cercano.
2. Chequeo: Lo primero que debe preguntarte un dentista es si sufres alguna enfermedad crónica. También, que la revisión sea afondo ya que algunos problemas no se detectan a simple vista, por lo que deben pedirte una radiografía. Es necesario que la salud dental sea documentada minuciosamente. Es por ello que un dentista que sólo le echa un vistazo a tus dientes no es lo más confiable.
3. Asesoramiento: Antes de una intervención, tienes derecho a recibir una explicación del procedimiento, que te detallen todas las opciones, sus ventajas y desventajas, así como sus costos. No debes sentirte presionado al momento de decidir.
4. Tratamiento: Un buen dentista se rige por la máxima de “más vale prevenir que curar”; pone el acento en las medidas de profilaxis, como una correcta higiene bucal, y se toma tiempo para explicarle al paciente cómo lavarse bien los dientes. Un buen dentista también se preocupa por mantener la mayor cantidad de diente sano posible, lo que se logra actuando de forma preventiva y con terapias lo menos invasivas posible.
5. Servicio: Los dentistas deben brindar un servicio determinado, que incluye tiempos de espera reducidos y avisarles a los pacientes con anticipación en caso de demoras. También forma parte de un buen servicio que se le recuerde su turno con antelación y que tanto el médico como su equipo se tomen el tiempo necesario para responder preguntas de los pacientes.
6. Higiene: Un consultorio odontológico, así como sus aparatos e instrumentos, deberían verse limpios y cuidados. También es importante que el dentista y sus ayudantes vistan ropa limpia y que lleven protección en los pies y en la boca durante una intervención.
7. Tecnología: Los instrumentos caros y sofisticados no se traducen en una buena práctica. Sin embargo, si los equipos se ven muy viejos, no es una buena señal, ya que significa posibilidades reducidas. Lo ideal es que el equipo esté a tono, técnicamente, con el estado actual de la ciencia.

SALUD BUCAL Y TABACO: ENEMIGOS A MUERTE

"Es una obligación de nosotros los dentistas preocuparnos de este tema si queremos tener una práctica clínica más segura". Así lo señala el odontólogo periodoncista chileno Claudio Melej, quién considera fundamental influir sobre sus pacientes para ayudarlos a dejar el peligroso vicio del cigarro. "La suspensión del hábito tabáquico no sólo mejora la práctica médica odontológica, sino que la hace más rentable y la aprestigia, por que el paciente que logra dejar el cigarrillo yendo al dentista, se convierte en un paciente que recomienda esto a otras personas. Uno se posiciona ante la gente con un enfoque profesional distinto, más integral", recalca.

La mayoría de los dentistas no hablan con sus pacientes sobre su hábito de fumar por temor a importunarlos y a que éstos dejen de visitarlos. Según Melej, lo que ocurriría es todo lo contrario. "Se produce una empatía muy agradable, el paciente se siente más querido, que hay más preocupación por su salud".

Numerosos estudios realizados en todo el mundo han demostrado que el hábito de fumar contribuye directamente en el desarrollo de enfermedades periodontales (de la encía) y que éstas serían de una mayor gravedad comparado con personas no fumadoras. Además se ha determinado que el cigarrillo altera la respuesta inmune contra las infecciones, disminuye la capacidad de reparar los tejidos de la boca y retarda la cicatrización de heridas, por lo que el dentista puede incluso contraindicar un determinado tratamiento, como los implantes de titanio, por ejemplo, donde se ha comprobado, luego de 5 años de observación post operatoria, que los fumadores tienen 2 veces más riesgo de perder sus dientes respecto a pacientes no fumadores.

Según Claudio Melej, el riesgo de un fracaso en la colocación de implantes en pacientes fumadores aumenta en un 35%. "No es que 35 de 100 vayan a fallar, sino que aumenta el riesgo de un mal tratamiento en este tipo de individuos", explica, y además agrega: "Hoy en día puede hasta ser peligroso desde el punto de vista legal si uno no conversa previamente con el paciente sobre sus posibilidades. La gente debe saber de los riesgos y complicaciones que implica la práctica que se le va a realizar; uno le puede decir al paciente: porque estas fumando se te están cayendo los dientes".

Por esto es muy importante concientizar a las personas de esta situación, pero no con campañas del terror, eso no funciona según Melej, "o sino la gente ya habría dejado el hábito con sólo leer la advertencia de los paquetes de cigarrillos por temor a adquirir cáncer". Lo que hay que hacer según el profesional, es mostrarle a la gente todo lo que ganará al dejar el tabaco de lado, "apuntar siempre a factores positivos".

Entonces… ¿Por qué dejar de fumar? Simple. Le ayudará a reducir las posibilidades de producir cáncer de boca y labio, su dentadura volverá a brillar y evitará además la perdida de ésta, reducirá el riesgo de enfermedad periodontal, mejorarán sus sentidos del gusto y olfato, mejorará el resultado de sus tratamientos dentales y dejará de sufrir la desagradable halitosis, por nombrar sólo algunos resultados positivos.

Finalmente, el doctor Melej señala que el rol de los dentistas, apenas llega un paciente a sus consultas, es saber si fuma o no, y más allá de eso, saber cuánto y desde cuando, si ha intentado dejar de hacerlo y por qué ha fallado, si ha usado terapias sustitutivas y si no, si estaría dispuesto a hacerlo de forma responsable y supervisada. "Es vital informar y cuestionar objetivamente el inicio de cualquier tratamiento en pacientes fumadores, sobretodo en el caso de los implantes. Tener un fracaso en esto es muy complejo, ya sea por los tiempos, expectativas y los costos involucrados", concluye el facultativo.

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